En una conversación sobre los temas halájicos sensibles normales, por ejemplo, los roles de género, la homosexualidad, etc., recientemente escuché a un rabino decir que encontraban partes de la halajá y la torá poco éticas e inmorales. En consecuencia, argumentaron, es nuestra obligación hacer algo al respecto.
¿Hay alguna circunstancia en la que uno no deba seguir la halajá cuando entra en conflicto con el propio sentido de la moralidad?
Si hay algo en la halajá aceptada que se opone al sentido de la moralidad de uno, ¿es eso alguna evidencia en contra de su condición de halajá correcta?
Esto puede ser una cuestión de semántica pero, dado que la halajá se define como lo que uno debe hacer en un escenario dado, la respuesta a 1 es necesariamente no. Esto no quiere decir que la halajá sea "talla única". Por el contrario, los matices de cada caso individual son los que definen su fallo único. (Esta es la principal motivación detrás de la advertencia de AYLOR que prevalece en este sitio).
Con respecto a 2, depende. Si la persona higiya l'horaah (tiene suficiente comprensión moral y legal de la halajá), la mayoría de las autoridades halájicas (por ejemplo, el Sanedrín) han gobernado sin el beneficio de su sabiduría única (que él, sin arrogancia ni ingenuidad, entiende ser tan convincente como para estar más allá de toda discusión), sería negligente suprimir su conocimiento moral único, ya sea por sus propias acciones o ocultando su información a las autoridades halájicas (ver, por ejemplo, el primer daf de Horayot y Rishonim, incluidos Ramban y Tosfoth HaRosh; Ver también Rambam, Hilchoth Mamrim Ch. 1-3).
Por otro lado, si la suya es una intuición moral vagamente definida, completamente carente de los matices que definen el razonamiento halájico, y contaminada por las costumbres de una cultura externa que condona la barbarie y la perversidad que son la antítesis de la verdadera moralidad (como sugiere el idioma elegido por el "rabino" que cita), el problema es principalmente con su arrogancia, ingenuidad y su comprensión, no solo de la "moralidad" sino quizás también de la halajá.
La moralidad no se decide por capricho de los sentimientos ni la moralidad absoluta se decide por el cambio de opiniones en la sociedad. Lo que se considera moral ahora era diferente hace 100 años y será diferente dentro de otros 100 años, pero la halajá siempre es moral, a diferencia de una opinión moral que no reconoce la Torá. Con el entendimiento de que la Torá proviene de Hashem, quien es bueno y hace el bien, no tendría sentido llamar inmoral a la halajá.
Fred
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loewiano
Isaac Moisés