¿Juan Calvino desalentó las armonías en el canto congregacional?

¿Juan Calvino desalentó las armonías en el canto congregacional?

No desalentó el canto del congreso, pero parece que Juan Calvino desalentó el canto del congreso en armonía .

En el área de la música de la iglesia, Zwinglio, aunque él mismo era un músico aficionado, no había establecido ninguna de sus ideas sobre el canto congregacional. Calvino, sin embargo, era muy consciente del poder de la música y pronto expresó sus ideas "manteniendo la austera sencillez de sus puntos de vista religiosos". así como la recitación de los salmos, y no permitió que se usaran otros textos para este propósito. De acuerdo con su opinión de que la congregación debería entender los salmos, adoptó el uso de la traducción al francés, en verso. No encontró inconveniente en cantar estas y otras adaptaciones de salmos a melodías alemanas tomadas de los luteranos. Su principal estipulación con respecto a una melodía era que debería ser igual al texto en majestuosidad. (Rep.J59)

Lutero exigió que el canto de la iglesia fuera predominantemente (pero no exclusivamente) congregacional, que fuera en lengua vernácula y derivado de las Escrituras, para que a través del canto, la Palabra de Dios pudiera permanecer entre la gente. A diferencia de Calvino, Lutero no tenía objeciones ni al canto católico tradicional ni a la música parcial contemporánea. Los calvinistas, por otro lado, se negaron rotundamente a aprobar cualquiera de los adornos y ceremonias del romanismo. (Sc xvii) Ellos también insistieron en los usos de la lengua vernácula y, con el mismo motivo.evitaban las elaboraciones musicales que tendían a dificultar la comprensión de las palabras cantadas o a distraer la atención de ellas vinculándolas con arreglos polifónicos que desplegaban abiertamente destreza vocal, cuya apreciación consideraban una especie de goce sensual.

Calvino expone su idea del papel del canto y del peligro de la distracción en el Libro III de la Institutio, (capítulo 20, secciones 31 y 32):

"Es completamente evidente que a menos que la voz y el canto, si se interponen en la oración, broten de un profundo sentimiento del corazón, no tiene ningún valor o beneficio en lo más mínimo para Dios. Pero ellos despiertan su ira contra nosotros si vienen solamente de la punta de los labios y de la garganta, ya que esto es abusar de su santísimo nombre y hacer escarnio de su majestad.

Sin embargo, aquí no condenamos el hablar y el cantar, sino que los recomendamos encarecidamente, siempre que estén asociados con el afecto del corazón. Porque así ejercitan la mente en pensar en Dios y la mantienen atenta, inestable y variable como es, fácilmente relajada y desviada en diferentes direcciones, a menos que sea apoyada por varias ayudas. Además, puesto que la gloria de Dios debe, en cierta medida, resplandecer en las diversas partes de nuestro cuerpo, es especialmente apropiado que la lengua haya sido asignada y destinada a esta tarea, tanto para cantar como para hablar, porque fue peculiarmente decir y proclamar la alabanza de Dios. Pero el uso principal de la lengua es en las oraciones públicas, que se ofrecen en la asamblea de los creyentes, por lo cual sucede que con una sola voz, y como si fuera, con la misma boca, todos juntos glorificamos a Dios, adorándolo con un mismo espíritu y la misma fe. Y hacemos esto abiertamente, para que todos los hombres recíprocamente, cada uno de su hermano, puedan recibir la confesión de fe y ser invitados y motivados por su ejemplo.

Y ciertamente, si el canto está templado a la gravedad que conviene a la vista de Dios y de los ángeles, da dignidad y gracia a las acciones sagradas y tiene el mayor valor para encender nuestros corazones en un verdadero celo y deseo de orar. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado de que nuestros oídos no estén más atentos a la melodía que nuestras mentes al significado espiritual de las palabras.

Las canciones que han sido compuestas solo para la dulzura y el deleite del oído son impropias de la majestad de la iglesia y no pueden sino desagradar a Dios en el más alto grado". ( Ca pp.894 y 895) - Juan Calvino y la música: el surgimiento de salterios protestantes en el siglo XVI

Tim Montgomery continúa diciendo:

Bourgeois favorecía el canto parcial. Calvino no lo hizo. Su oposición no solo consternó tanto a Bourgeois que abandonó Ginebra en 1557, sino que el uso de melodías sin acompañamiento caracterizó el canto reformado de los Salmos, en la mayoría de los lugares, durante siglos. (Ge pág.?4)

A pesar de la oposición de Calvino a la armonización, Bourgeois realizó configuraciones de cuatro partes en 1547. Su última publicación conocida (1561) incluía configuraciones a 4, 5 y 6, descritas como adecuadas tanto para instrumentos como para voces, de ochenta y tres de las melodías que había arreglado en Ginebra. Si bien ninguna de sus versiones armónicas encontró una aceptación permanente, sus arreglos melódicos influyeron en la armonización de otros compositores, especialmente de Goudimel.

Ca, págs. 894-895 : Calvin, John. "Institutos de la Religión Cristiana". traducido por Ford Lewis Battles. La Biblioteca de Clásicos Cristianos ed. por John T. McNeill. Vol. XXI y XXII, (Philgdelnhia, The Westminster Press, Vol. XXI, 1960, Vol. XXII, 1954.)

¡Qué pregunta tan intrigante! Aquí hay una cita intrigante de Doug Floyd:

"No obtienes armonía cuando todos cantan las mismas notas".

¿Qué habría hecho Juan Calvino con eso? El punto es que la armonía a veces puede confundirse erróneamente con la uniformidad. En la música, puede haber una uniformidad total con diferentes cantantes y/o intérpretes que se apegan exactamente a las mismas notas, tocando la misma melodía. ¡Pero para la armonía musical, debe tener una variedad de notas complementarias cantadas (o tocadas) al mismo tiempo!

La situación en la Edad Media era que en el culto católico la liturgia estaba restringida casi por completo al celebrante y al coro. La congregación solo se unió a algunas respuestas en la lengua vernácula. Lutero desarrolló tanto este elemento que puede ser considerado el padre del canto congregacional. Partes de la liturgia se convirtieron en himnos, el Credo y el Sanctus . Sin embargo, difícilmente se podría decir que Calvino se mostró reacio a aceptar el canto congregacional dado que:

En 1524, Theodore de Beze introdujo la salmodia congregacional en las iglesias calvinistas de habla alemana en Estrasburgo, donde era pastor. En 1533, Calvino presentó el Salterio de Ginebra al que siguieron las ediciones de 1542 y 1551. Cuando Calvino se convirtió en pastor de la congregación de habla francesa en Estrasburgo en 1538, presentó el Salterio francés que luego se publicó en su forma completa en 1562. Clement Marot y Beza, el eventual sucesor de este último Calvino en Ginebra, tradujeron los textos de los salmos, con Loys Bourgeois componiendo las melodías utilizando un estilo de acordes simples. Las congregaciones calvinistas cantaban los salmos métricos sin acompañamiento y al unísono.

La cita que proporciona sobre una razón por la que Calvin se opone a que el canto armónico "viole la unidad del cuerpo" apenas tiene sentido dados los pasajes paulinos sobre todas las diferentes partes del cuerpo que se necesitan para hacer que el cuerpo (es decir, ¡la Iglesia) funcione! Pablo muestra cuán ridículo sería que el pie le dijera a la mano que no pertenece al cuerpo. "Pero en realidad Dios dispuso las partes del cuerpo, cada una de ellas, tal como él quiso que fueran. Si todas fueran una sola parte, ¿dónde estaría el cuerpo? Así como es, hay muchas partes, pero una cuerpo." - 1 Corintios 12:14-20 ¡Violar la unidad del cuerpo solo sucede cuando se niega la diversidad del cuerpo! Calvino habría sabido eso, y los paralelos que se pueden establecer con la iglesia adorando a Dios juntos musicalmente son sorprendentes.

Calvino no era una persona dotada para el arte o la música, como lo era Lutero, y eso parece explicar en gran medida los diferentes enfoques de la música en la congregación.

Desafortunadamente, Calvin no estaba motivado para promover un uso legítimo de la música. Y a diferencia de Lutero, no exigió que los aspirantes a pastores pasaran una prueba musical antes de que pudieran ser aceptados para el entrenamiento ministerial. El hecho de que Lutero lo hiciera, y debido a que sus jóvenes iniciaron y pastorearon iglesias en toda Alemania, y luego en gran parte de Europa, explica en parte la temprana y rápida proliferación del estilo luterano de música cuando no se produjo un desarrollo comparable entre los iglesias calvinistas.

Sin embargo, en el artículo del cual se toman las dos citas anteriores, solo dice que Calvino tomó una postura firme en contra del uso de instrumentos musicales para cantar los Salmos. No dice que se opuso a las armonías vocales entre los cantantes de la congregación. Solo hay una pequeña oración donde se menciona el canto al unísono, que no es lo mismo que decir que las armonías no estaban permitidas, o incluso desaconsejadas.

En ese punto, podría valer la pena hacer la observación de que, en cualquier parte del mundo donde unas pocas personas se reúnan y canten, el canto armónico faltará entre aquellos que son bastante analfabetos musicales. Se necesita un cierto estándar mínimo de conocimiento musical, entrenamiento y apreciación para lograr que varias personas canten armoniosamente, en partes. Si una congregación nunca aprendió cómo hacer eso, ¡se necesitará una persona valiente para comenzar a cantar notas armonizadas que la congregación nunca ha escuchado antes! Por lo general, cuanto menos musical sea una congregación, es más probable que se sientan cómodos cantando al unísono. ¡Eso puede tener más que ver con la falta de armonía en el canto en algunas congregaciones que cualquier cosa que Calvino haya dicho hace siglos sobre el asunto!

Las citas segunda y tercera se encuentran en http://thirdmill.org/newfiles/joh_barber/PT.joh_barber.Luther.Calvin.Music.Worship.pdf del artículo de la revista Reformed Perspectives por John Barber, PhD, 'Luther and Calvin on Music and Worship' (Volumen 8, Número, 26, 25 de junio al 1 de julio de 2006). Este artículo está lleno de referencias a otras fuentes relacionadas, por lo que te recomiendo que lo busques para obtener más información.

Sí, se opuso al uso de la armonía en el culto público por no ser “una sola voz”.

Ver: Música de la iglesia protestante: una historia de Walter Blankenburg, págs. 516-517, editado por Friedruch Blume. Nueva York: Norton & Company, 1974.

Esta bibliografía mía también es bastante extensa, documento de Google, haga clic aquí .