El punto medio de Aristóteles entre los eliminativistas teleológicos y los intencionalistas teleológicos

Estoy leyendo una introducción a la teoría de la causalidad de Aristóteles, Aristóteles de Christopher Shields, y entiendo que él dice que la visión de Aristóteles de las causas finales está entre los eliminativistas teleológicos y los intencionalistas teleológicos.

Hasta ahora todo bien, pero tengo problemas con la siguiente parte:

La otra alternativa, la de Aristóteles, dice que los organismos no tienen sus fines por subordinación a ningún sistema mayor ni por la agencia de un diseñador consciente, sino más bien intrínsecamente, de una manera no derivada.

¿Puedes desarrollar eso?

Excelente artículo. Corrígeme si me equivoco, pero lo que entiendo es que los eliminativistas sostienen que el mundo se arregla por pura casualidad y los intencionalistas que el mundo se arregla por intervención directa de la voluntad de Dios. El punto medio de Aristóteles es que hay causalidad final en la naturaleza, independientemente de la voluntad de Dios, y por tanto pueden entenderse sin hacer referencia a su creador. Pero en todo caso, esta naturaleza intrínseca-causalidad intrínseca es llevada finalmente a Dios. ¿Estoy en lo correcto? @MauroALLEGRANZA

Respuestas (1)

Las ideas de Aristóteles sobre la causalidad final se aplican a todos los organismos. Las nociones básicas son las de una naturaleza (phusis) y un potencial de cambio (dunamis).

Por ejemplo, una bellota tiene una naturaleza (phusis), una esencia: es la nuez de un roble y tiene una estructura interna común y distintiva a los organismos de su tipo específico. También tiene el potencial de cambio (dunamis) y ese potencial es cambiar de acuerdo con un patrón de desarrollo intrínseco de crecimiento orgánico hasta que alcance un estado de madurez como un roble.

Si consideramos este proceso, vemos que la bellota no tiene un estado final impuesto por ningún sistema mayor al que esté subordinada. Es una parte del cosmos (sublunar) pero el cosmos no lo diseña para que se desarrolle como lo hace en un roble ni le asigna ningún objetivo. La bellota es simplemente lo que es, un organismo con una naturaleza esencial, capaz de cambiar y de hecho cambiando por un patrón de desarrollo normal a un roble.

Su naturaleza y potencial tampoco son creados por un diseñador. El Dios aristotélico (theos) no interviene en el mundo. Es pensamiento puro pensar sobre pensamiento puro. Ciertamente, en la gran teleología de Aristóteles todo trata de imitar la perfección de Dios lo mejor que puede, pero esto no explica nada en particular y podemos dejarlo entre paréntesis para los propósitos presentes.

La bellota tiene un estado final 'intrínsecamente, de manera no derivada' en virtud de su naturaleza esencial, su potencial de cambio y su patrón de desarrollo normal como el tipo de organismo que es.

Lo que es cierto de la bellota es igualmente cierto del ser humano. Un ser humano (¡generalmente un ciudadano varón!) tiene una naturaleza esencial (phusis). Su ergon o trabajo propio es ejercitar su razón tanto teórica como prácticamente. Esto significa adquirir y ejercer las virtudes éticas e intelectuales enumeradas y especificadas en Ética a Nicómaco, III-VI. Una de las virtudes intelectuales, la sabiduría práctica (phronesis), necesita del ámbito de la participación y responsabilidad política para su pleno desarrollo. Esta consideración más el hecho de que la adquisición y ejercicio de las virtudes éticas e intelectuales requiere el contexto social educativo de la ciudad-estado (polis) encuentra expresión en la descripción de Aristóteles del 'hombre' (sic) como un 'animal político' (zōon politikon ) en Política 1278b 19.

Espero que esto ayude. Añade un comentario si necesitas más información. Larga vida a Aristóteles.

Gracias por tu respuesta! ¿Cuál sería entonces la teleología de la naturaleza? ¿O deberíamos detener la investigación allí? Además, ¿puedes participar en mi pregunta del comentario de arriba con Mauro Allegranza?