Varios estudios sugieren que los bebés amamantados se vuelven más inteligentes que los bebés alimentados con fórmula (p. ej., Lucas et al 1992).
Kramer et al 2008 es un excelente estudio de esta pregunta porque utiliza la intervención, lo que le da fuerza a la afirmación de la causalidad y concluye que el coeficiente intelectual fue "significativamente más alto en el grupo experimental tanto para lectura como para escritura".
¿Pero es la leche en sí? Algunos argumentan que también es el contacto piel con piel y el vínculo madre-hijo. Se ha demostrado que el éxito académico está fuertemente relacionado con la inteligencia emocional (p. ej., Parker et al, 2004 encontraron entre GPA y EI en una gran muestra de estudiantes de secundaria) y algunos defensores de la teoría del apego afirman que las relaciones más estrechas con los padres conducen a una inteligencia emocional más fuerte. Sin embargo, algunos estudios demuestran que solo la felicidad de los adultos se ve afectada positivamente por el apego parental percibido, no por la inteligencia emocional (p. ej., Sillick y Schutte, 2006) y que la inteligencia emocional se correlaciona con un estilo de apego desdeñoso ( Kafetsios, 2004 ).
El artículo de Arch Gen Psych comenta sobre posibles mecanismos:
Aunque la diferencia de tratamiento parece causal, no queda claro si los beneficios cognitivos observados de la lactancia materna se deben a algún componente de la leche materna o están relacionados con las interacciones físicas y sociales inherentes a la lactancia materna. Las concentraciones de ácidos grasos poliinsaturados esenciales de cadena larga son más altas en la leche humana que en las fórmulas infantiles. Sin embargo, los ensayos aleatorizados de suplementos de fórmula infantil con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga han arrojado resultados inconsistentes tanto en lactantes a término [21] como prematuros [22]. Otro componente potencialmente importante de la leche materna que podría ser responsable de las diferencias cognitivas observadas es el factor de crecimiento similar a la insulina I, que se encuentra en mayor concentración en la leche materna que en la fórmula [23] y se ha demostrado que se absorbe intacto en todo el recién nacido.
Por otro lado, los estudios que muestran los efectos conductuales epigenéticos a largo plazo de lamer y acicalar a sus cachorros por parte de ratas madre [25] sugieren que el acto físico y/o emocional de amamantar también podría conducir a cambios fisiológicos permanentes que aceleran el desarrollo neurocognitivo. Finalmente, es posible que la mayor frecuencia y duración del contacto materno-infantil implícito en la lactancia materna frente a la alimentación con biberón podría aumentar la interacción verbal entre la madre y el lactante, lo que también podría tener un efecto estimulante sobre el desarrollo cognitivo.
[21] Simmer K. Suplementos de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en lactantes nacidos a término [actualización de: Cochrane Database Syst Rev. 2000;(2):CD000376]. Base de datos Cochrane Syst Rev 2001; (4) CD000376
[22] Simmer K, Patole S. Suplementos de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en lactantes prematuros [actualización de: Cochrane Database Syst Rev. 2000;(2):CD000375]. Base de datos Cochrane Syst Rev 2004; (1) CD000375.
[23] Nagashima K, Itoh K, Kuroume T. Niveles del factor de crecimiento similar a la insulina I en la leche humana entera y prematura en comparación con los niveles en la leche de vaca y en las fórmulas lácteas. Biol Neonate 1990;58 (6) 343- 346
[24] Philipps AF, Rao R, Anderson GG, McCracken DM, Lake M, Koldovsky O. Destino de los factores de crecimiento similares a la insulina I y II administrados orogástricamente a ratas lactantes. Pediatr Res 1995;37 (5) 586- 592
[25] Weaver IC, Cervoni N, Champagnhttp://ojs.lib.swin.edu.au/index.php/ejap/article/viewFile/71/100..e FA, D'Alessio AC, Sharma S, Seckl JR, Dymov S, Szyf M, Meaney MJ. Programación epigenética por comportamiento materno. Nat Neurosci 2004;7 (8) 847- 854
Jeromy Anglim
Artem Kaznatchev
Jeromy Anglim