La mayoría de la gente sabe que la ley judía prohibía ganar intereses por prestar dinero a otra persona. A medida que el cristianismo ganó impulso a principios del primer y segundo siglo, se abandonaron muchas de las leyes mosaicas, aunque ciertos aspectos permanecieron vigentes; por ejemplo, se abandonaron los castigos por la falta de respeto de los padres, aunque los cristianos enseñaban que un niño debe respetar a sus padres.
¿Es este otro caso de la letra de la ley transformándose en el espíritu de la ley? Los cristianos parecen creer en general que es pecaminoso empobrecer a otro por medio de prácticas crediticias, pero eso realmente no detiene muchas formas de cobrar intereses que antes estaban prohibidas. ¿Hay alguna escritura o literatura relevante relacionada con la usura después de la muerte de Cristo?
Tomado de Wikipedia , pero editado con pasajes de la NVI, de Bible Gateway .
El Nuevo Testamento contiene referencias a la usura, especialmente en la Parábola de los talentos:
Pues bien, debiste haber puesto mi dinero en depósito con los banqueros, para que cuando volviera me lo hubieran devuelto con intereses.
—Mateo 25:27
Entonces, se aceptó el interés, de lo contrario, ¿Jesús no lo habría usado como ejemplo?
“Al que te pida, dale, y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda”.
—Mateo 5:42"Y si prestas a aquellos de quienes esperas el pago, ¿qué mérito tienes? Incluso los pecadores prestan a los pecadores, esperando ser reembolsados en su totalidad. Pero ama a tus enemigos, hazles el bien y préstales sin esperar recibiréis nada a cambio. Entonces vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y los malvados. —Lucas 6:34-35
Esto sugiere que ni siquiera debería aceptar el reembolso, sin importar los intereses.
“Dad, y se os dará. Una medida buena, apretada, remecida y rebosando, será echada en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os medirá.”
—Lucas 6:38
Así que no hay nada que absuelva las reglas, y que las suprima, pero tampoco hay nada que reitere que están mal; por el contrario, hay una parábola que habla de ello con buenos ojos.
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