Los arqueólogos e historiadores afirman con firmeza que los seres humanos se originaron en el continente africano, donde el color predeterminado para los humanos es el negro .
¿Por qué todos los seres humanos no son de color negro?
Primero, veamos la diferencia entre la piel clara y la piel oscura: las personas de piel más oscura tienen concentraciones más altas de melanina que las de piel más clara. África se encuentra alrededor del ecuador, un lugar donde la luz del sol es muy intensa. La melanina protege la piel contra los rayos fuertes y dañinos, lo cual es muy beneficioso en África. Pero una alta concentración de melanina también disminuye la capacidad de la piel para producir vitamina D3 (1). La vitamina D3 es un nutriente vital para muchos procesos fisiológicos. Se sabe que las deficiencias en vitamina D3 causan cosas como raquitismo y osteomalacia (2). Entonces, en África, tener una alta concentración de melanina en la piel confería un gran beneficio físico: podía salir sin tener cáncer. Pero cuando los humanos se mudaron a lugares más alejados del ecuador con luz solar reducida, tener una alta concentración de melanina en la piel en realidad se volvió dañino porque haría que las personas de piel más oscura tuvieran más probabilidades de tener deficiencias de vitamina D3. Dado este cambio en la aptitud conferida por el rasgo de piel oscura, los individuos con concentraciones más bajas de melanina en la piel tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse en estas nuevas condiciones. Después de muchas generaciones, los alelos que causan una piel más clara se volvieron más comunes que los que causan una piel más oscura. ¡Espero que haya sido útil! los alelos que causan una piel más clara se volvieron más comunes que los que causan una piel más oscura. ¡Espero que haya sido útil! los alelos que causan una piel más clara se volvieron más comunes que los que causan una piel más oscura. ¡Espero que haya sido útil!
TL Clemens, SL Henderson, JS Adams, MF Holick, EL AUMENTO DEL PIGMENTO DE LA PIEL REDUCE LA CAPACIDAD DE LA PIEL PARA SINTETIZAR LA VITAMINA D3, The Lancet, volumen 319, número 8263, 9 de enero de 1982, páginas 74-76, ISSN 0140-6736, http: //dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(82)90214-8
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