¿Hay alguna evidencia de que Martín Lutero considerara a cualquiera de los clérigos católicos romanos que vivieron en los siglos anteriores a su propia vida (se prefiere evidencia relacionada con aquellos que vivieron en los siglos inmediatamente anteriores a su propia vida) como parte de la Iglesia Universal?
Lutero vio a Tomás de Aquino como uno de sus adversarios. Lo vio como alguien que interpretó la Biblia según Aristóteles. Hay muchas referencias contra Tomás en los escritos de Lutero. Aquí hay un ejemplo cuando se habla en contra de las indulgencias:
Son mucho más tontos que los pitagóricos que afirman sólo las cosas que ha dicho Pitágoras. Estos, por otro lado, afirman aquellas cosas de las que dudaban los pitagóricos. Pero vayamos a la fuente y manantiales de estos riachuelos, que es SS. Tomás y Buenaventura. (Obras de Lutero Volumen 31, P146)
Lutero generalmente considera que los santos católicos, los monjes y las monjas están totalmente perdidos, ya que confiaron en sus propias obras para la salvación. Sin embargo, Lutero tenía sus propias esperanzas secretas de que muchos de ellos todavía encontraran la fe en sus lechos de muerte. Después de referirse a San Francisco, Domingo y otros, Lutero dice:
Yo sí creo, sin embargo, que los citados monjes reconocieron y reconocieron su error antes de morir y finalmente depositaron todas sus esperanzas en Cristo, la verdadera y única Luz, por quien sólo el hombre es iluminado, y no por ningún otro. ... Si San Bernardo no hubiera muerto en esta fe, se habría ido al diablo y al abismo del infierno con su vida monacal y monástica. Es lo mismo con todos los monjes en el papado. No importa cuán santa y ascética haya sido su vida, si fueron salvos, deben haber llegado a esta misma realización. (Obras de Lutero Volumen 22, P52-53)
Sobre la salvación de monjes no famosos, etc. Lutero dijo:
Una vez vi a un monje que tomó una cruz en sus manos y comentó mientras los otros monjes se jactaban de sus buenas obras: “No conozco ningún mérito propio sino sólo el mérito de Aquel que murió por mí en la cruz”. Y confiando en ese mérito también murió73. En el papado era costumbre amonestar a un monje moribundo para que tuviera en cuenta sus propios méritos y obras y los de los demás. Y en esa fe murieron. Pero así como el piadoso monje tuvo una muerte bendita, confiando únicamente en el mérito de Jesucristo, tantos miserables criminales en la horca han sido librados del pecado y salvados a través de la fe. Así se salvó San Bernardo. Fue un monje ejemplar. (Obras de Lutero Volumen 22, P359)
Pedro Turner