¿Cuál es el peso de la autoridad detrás de una enseñanza del Magisterio Papal?

En World Over - 2013-12-12 | EWTN - video comienza a las 20:15/55:51 - El Cardenal Raymond Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica , dice, refiriéndose al mismo Papa Francisco, que la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium [Alegría del Evangelio], parafraseando, "es una cantidad de reflexiones que el Papa no pretende ser parte del Magesterio Papal".

Consulte al Papa San Juan Pablo II [el Grande] . Observando que parece que la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium no debe ser considerada como parte del Magisterio Papal, la pregunta es ¿cuál es el peso de la autoridad detrás de una enseñanza del Magisterio Papal? De la lista, ¿hay alguna manera de clasificar, digamos, entrevistas, libros, hasta Constituciones Apostólicas? ¿Cuáles serían los criterios de clasificación? ¿Cuáles de estos no son vinculantes para el próximo Pontífice en el sentido de que puede reformarlos?

El enlace "Papa San Juan Pablo II [el Grande]" ya no es válido. Dudo en intentar una respuesta cuando no sé a qué "lista" te refieres.

Respuestas (1)

Los Concilios Ecuménicos son los primeros de la lista, simplemente porque toda la Iglesia se reúne para promulgar la doctrina. Estas doctrinas son firmadas por el Papa al final del Concilio y son vinculantes. Algunas de las doctrinas son de naturaleza administrativa y pueden modificarse, cambiarse, agregarse o eliminarse. Otros, que tienen que ver con la fe o la moral, son eternamente vinculantes. Un ejemplo de esto sería en el Concilio de Trento, donde la Iglesia Católica definió los libros de la Biblia explícitamente (lo habían hecho en el pasado, pero optaron por reiterarlo porque Lutero estaba quitando libros), fe vs obras, etc. ., en respuesta a la Reforma protestante. Esas decisiones son vinculantes e infalibles.

Las encíclicas son las siguientes en la lista, porque tratan asuntos específicos de fe. Un ejemplo de esto sería Humanae Vitae, la encíclica que prohibió el uso del control de la natalidad en la Iglesia Católica. Una vez más, esa enseñanza es vinculante. Cuando se usa la redacción correcta, también se vuelven infalibles, como Ineffabilis Deus, que definió infaliblemente a la Inmaculada Concepción:

Por lo cual, en humildad y ayuno, ofrecemos incesantemente nuestras oraciones privadas, así como las oraciones públicas de la Iglesia, a Dios Padre por medio de su Hijo, para que se digne dirigir y fortalecer nuestra mente por el poder del Espíritu Santo. Del mismo modo suplicamos la ayuda de toda la hueste celestial mientras invocamos ardientemente al Paráclito. En consecuencia, por inspiración del Espíritu Santo, para honra de la Santísima e indivisa Trinidad, para gloria y adorno de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y para el fomento de la religión católica,por la autoridad de Jesucristo nuestro Señor, de los Bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo, y por la nuestra: "Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, por una gracia y privilegio singular concedido por Dios Todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, el Salvador del género humano, fue preservado libre de toda mancha del pecado original, es una doctrina revelada por Dios y por lo tanto debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles". [29]

Por lo tanto, si alguien se atreve, ¡lo cual Dios no lo permita! -- para pensar de otra manera que como ha sido definido por nosotros, que sepa y comprenda que es condenado por su propio juicio; que ha naufragado en la fe; que se ha separado de la unidad de la Iglesia; y que, además, por su propia acción incurre en las penas establecidas por la ley si expresare de palabra o por escrito o por cualquier otro medio exterior los errores que piensa en su corazón.

La negrita sería lo que la hace infalible. Otro Papa no podría deshacer esta doctrina, ya que es una declaración infalible en materia de fe. Tenga en cuenta también que es vinculante para TODA la Iglesia, como se indica en el último párrafo de la cita.

Una Exhortación Apostólica es más una carta de aliento. También enseña, pero no suelen imponer mucho a los fieles. Más bien, están escritos para fomentar la santidad y el crecimiento como cristiano.